El puente viejo

Caminamos una al lado de la otra. Disfrutando del sol que se cuela entre el follaje de los árboles. El ambiente es apacible y agradable. Ailara suspira de vez en cuando. Aquí ella está más en armonía que yo. Está rodeada de vida. Yo sólo puedo comprender ese sentimiento, pero realmente no lo puedo sentir como ella. Se la ve mucho más relajada que hace escasos minutos. No se me ha pasado por alto que hay tensión cuando el dragneo y la elfa se juntan en el mismo espacio.
- ¿Ya estás mejor? - pregunto simplemente.
Pongo el pie en la primera de las maderas del puente. Ésta cruje suavemente. Empiezo a avanzar hasta la mitad de éste.

Camino a su lado, alzo la cabeza y dejo que el sol me inunde con su calor a través de mi piel. El crujido de la tabla rompe la paz, pero con un sonido tierno, antiguo, de días que hace mucho tiempo fueron mejores. También el sonido de los crujidos de la madera me recuerda a las carrozas en las que viajé con mi pueblo en su día. Despejo los recuerdos oscuros con un suspiro.
- Si, Nan, no hay problema. Aunque las estancias del castillo son amplias, no se si te has fijado, pero no hay ni una planta dentro del edificio. Ni una triste planta de interior, supongo que por eso me agobio. Además prácticamente es tu terreno junto el de Cedric, vuestro maná crepita en todos los muros. A veces pienso que es una zona más intima de vosotros de lo que os gustaría admitir.
Me hace gracia Nanairo, cara a los desconocidos siempre es alegre, solo en la soledad se permite quitarse la máscara de alegría. Ahora estaba siendo amable conmigo, cuando hace un rato era la más ansiosa de todos nosotros.

No se me había ocurrido planteármelo así. Pero bueno, tiene facil solución.
- ¿Te sientes muy incómoda? ¿Quieres más ventanas? ¿Te ponemos un invernadero? Podemos hacer un jardín interior. Ahora que hay tan poca gente, puedo hablar con Cedric. Quizá nos hemos empeñado demasiado en reutilizar la estructura que quedaba de las ruinas...
Sí, aquí ya había un castillo antes de que nosotros metieramos la nariz en todo este asunto y después lo reconstruímos, hicimos volver a fluir la energía y lo ocultamos. Pero me pregunto qué sería antes, quién lo construyó y con qué propósito. Quedó tan poco, a excepción de la base del edificio principal, que no se me ha ocurrido hasta ahora.
Sacudo la cabeza, y retomo mi conversación con Ailara.
- ¿Qué me dices? - sonrío.

Ladeo la cabeza valorando la propuesta de Nanairo y me rasco la nariz, una costumbre de cuando era niña.
- Un invernadero me parece excesivo. El sitio es lo bastante grande como para que la gente se pierda ya. Además tengo los bosques, que bastante me cuesta mantenerlos. No pasa nada, no te preocupes.
Nanairo estaba pensando en algo, se le notaba en la mirada. La idea de reformar y construir siempre la exaltaba, pero también era una mujer de curiosidad insaciable.
-¿En qué estas pensando?

Me encojo de hombros.
- Era una sugerencia. Todo lo que necesites, en cuanto a infraestructuras, dímelo - sonrío.
Doy un par de pasos y me apoyo en la barandilla. El río está algo crecido hoy. Bueno, mejor para la tierra.
- Estaba pensando en el Bastión. En l que había antes de recibir las cartas. No puedo dejar de pensar en ello. En cosas como... quién lo contruyó, cuál sería su objetivo, cómo fue destruído después, por qué nadie sabe nada de lo que había aquí, por qué nos lo cedieron... Es extraño. Supongo que toda esta desinformación se puede atribuir en gran parte a la guerra.
Me doy la vuelta y, de un saltito, me siento en la barandilla. No es muy alta, para lo elevado que es el puente.

Apoyo los codos en la barandilla, la mano derecha sujetando el codo izquierdo y mi cara apoyada en la izquierda. La parte de mi que corresponde a la niña que nunca pudo hacer travesuras piensa en darle un pequeño empujón a Nanairo. Paladeo la idea, y la desecho, ya no es momento para ser una cría.
-Si te sirve de pista, creo que era un ilusionista. Cuando me dio las cartas que os lleve no note su presencia hasta que estuvo muy cerca, o tal vez fuese un acechador.
>>Hablando de cosas raras de la guerra, tu eres la ilusionista mas potente que conozco, ¿quien pudo dominar a los Efreets del Desierto central para que atacasen al Imperio?. No es algo que tu puedas hacer ¿no?
Había muchas cosas que no sabíamos, uno de nuestros objetivos en el bastión, era formar futuros héroes, y cuadrillas. Valientes que descubrieran los misterios del mundo y de la guerra.

Arrugo la nariz. Los ilusionistas somos capaces de acercarnos sin hacer ruido, pero yo no creo ser capaz de engañar a una vitalista.
- No creo que sea ilusionista, o al menos no solo ilusionista. Hay disciplinas avanzadas que pueden hacerlo posible. Aun así, tiene que ser alguien excepcional si fue capaz de sorprenderte.
Me miro la punta de los zapatos. Definitiamente, el Paso de Gato, una técnica tan básica que hasta los aprendices la dominan, no sería capaz de despistar a Ailara. Anula el sonido de los pasos, no los latidos de un corazón.
- Respecto a lo de los efreets... no me gusta demasiado el estudio de la Fascinación, pero he de admitir que sé algo al respecto. Siempre es bueno tener los conocimientos, aunque sea para saber defenderse ante una amenaza hipotética. Hasta lo que yo sé, existen técnicas que pueden llegar a conseguirlo, pero no pueden ser llevadas por una sola persona. Sería peligroso. Si una sola lo ha conseguido, sin duda sería más Facinar a ilusionistas de poca voluntad y considerable poder que, a su vez, sean los que se encarguen de los efreets. Si ya estaban dispuestos a unirse a sus filas, no les debió de resultar demasiado complicado someterles. Es más psicología que magia. Además, pueden haber usado técnicas prohibidas.
>>¿Sabías que la magia de los espejos puede duplicar el poder de un mentalista? Si fue capaz de construir un salón de espejos como el que tenemos aquí, o incluso más grande, y usar alguna de las técnicas prohibidas, que precisamente fueron prohibidas porque, de realizarlas mal, tu alma podría quedar fragmentada, sería posible.
Siento un escalofrío al recordar todas esas técnicas. Que, como buena ilusionista, también estudié (por mi cuenta y riesgo). Lo hice para saber identificarlas y poder contrarrestarlas. Sin embargo... a pesar de ser eso lo que me repito una y otra vez, sé que podría llevarlas a cabo, incluso con menos riesgo del acostumbrado. A veces tengo miedo de lo que puedo llegar a ser capaz.
Por suerte, mi código moral está bastante bien construido.
Aunque, realmente, ¿de qué me asusto? De los seis que formamos el equipo, ni uno solo puede decir que no tenga secretos ni sea capaz de hacer cosas extraordinarias, tanto buenas como malas.
- De todas formas, sólo estoy especulando.
Todo parece inconexo. Hasta la mismísima causa de la guerra es absurda y sin sentido.
- Definitivamente, hay demasiadas cosas por investigar.

-Eso es algo que aquí encerrados no podemos descubrir, solo podemos proteger a las estrellas que iluminaran el mañana.
Cojo de las manos a mi pequeña amiga y tiro de ella haciendo que se ponga de pie.
-Lo que si podemos descubrir es el origen del bastión, al fin y al cabo, el subsuelo esta inmaculado ¿no? Si no recuerdo mal, el pozo ya estaba aquí cuando llegamos.
Aun cogida de su mano, echo a caminar, con el alegre crujido de las maderas sonando bajo mis pies. Hacia el pozo que siempre estuvo aquí