Vivir cazando....

"Corría, se sentía feliz, más que feliz, era una energía que salía desde su pecho e irradiaba en cada parte de su cuerpo. El sentir el viento que daba en su cara, las hojas y las ramas que rozaban, algunas hasta causaban pequeñas heridas en sus brazos y piernas semidesnudas, pero sólo lograban intensificar ese sentimiento; llevaba cerca de de quince minutos corriendo, tenía que conseguirle ese regalo a Shianny, ella que la había cambiado tanto, de lo que alguna vez fue a lo que se convirtió en el momento en que entró a su vida, tenía que hacerlo y nada podía impedirlo, excepto…"

Abrió los ojos de golpe, ya el cielo estaba lleno de estrellas, últimamente era lo primero que veía siempre que se despertaba de sus pesadillas; levantó un poco la cabeza de la rama en la que la tenía apoyada y le dio una rápida mirada a los alrededores, debía ser cautelosa; sabía que estaba sola porque sino los animales se hubieran inquietado y ella se hubiera enterado, pero era mejor estar segura.

Con un brincó cayó ágilmente en el suelo, no era una altura pequeña, pero dos metros para quién lleva diez años de su vida durmiendo y trepando en los árboles, después, no es mucho. Era poco de lo bueno que le quedaba cuando recordaba sus días con Shianny.

Se dio cuenta que sudaba.

-Malditas pesadillas -. Dijo limpiándose el sudor de la frente y estirándose después de la caída.

Cuando empezó a caminar todavía tenía la sombra de ese mal sueño en la cabeza, sabía ya por experiencia que la única manera de sacársela de la mente era dejándola seguir por un rato más, era una noche tranquila y ya llevaba una semana ahí, así que conocía el lugar. Cerró los ojos y camino despacio, mientras volvía el recuerdo, ese que fácilmente se confundía con la realidad.

"El sonido del canto de ese pájaro es eterno, es como si aún seis meses después siguiera sonando día tras día, y peor aún pesadilla tras pesadilla. Más que un simple sonido para Rain, es el inició de este infierno y un grito de desesperación por algo ya inevitable que estaba por venir desde hacía mucho tiempo antes de que sucediera, tardo un par de segundos en reaccionar, pero una vez que lo hizo corrió tan rápido que duró cerca de la mitad del tiempo normal en devolverse. Sabía que no estaba bien, ese pájaro le advirtió que lo que iba a encontrar no sería nada bueno, y no se equivocó."

Abrió los ojos nuevamente, la luna alumbraba alegre sobre su cabeza. La elfa no se había dado cuenta que una lágrima resbalaba por su mejilla. Faltaba poco para llegar al río y como corriendo despejaba su mente, así termino el tramo del camino que faltaba.

Cuando llego se sentó en una orilla y metió sus pies en el agua fría, después hizo una cuenca con sus manos y recogió agua, una vez para lavarse la cara, la siguiente para tomar unos sorbos.

Amaba y valoraba la naturaleza; era capaz de hacer todo lo posible por cuidarla. Mientras no encontrará a Shianny, era lo único que le quedaba.

Sabía lo que tenía que hacer, llevaba una semana ahí preparándose, pero no se atrevía, ese pensamiento originó un arrebato de cólera que la llevo a darle un puñetazo al suelo. Miró su reflejo en el agua, se veía tenue, pero no importaba que tan clara fuera la imagen, ya Rain no se reconocía.

Seguía viendo los ojos verdes, penetrantes y agudos de siempre, su tez blanca y hermosa, un cabello negro, con un brillo que muchas veces lo hacía parecer del color de sus ojos; tiempo atrás estaba perfectamente amarrado con una trenza, ahora lucía suelto y ondeaba con el viento; ¡pero no! No era su cabello lo que la hacía irreconocible, eran sus ojos, estaban mucho más oscuros de lo que alguna vez fueron, sedientos de venganza, reflejaban odio, lucha, desconfianza y desesperación por encontrarla. Para aquél que no la conociera antes, le costaría mucho detectar ese cambio, pero para aquellos que sí lo hicieron, sería muy notorio.

Con la mano, esa en la que en su muñeca lucía escrita permanentemente la palabra Fangren, movió el agua para borrar su reflejo, se levantó, sacó los pies y a paso lento se encaminó de nuevo al árbol, quería intentar dormir, si seguía adelante con su plan, el día siguiente no iba a ser nada tranquilo.

Tardo más de lo normal en llegar al árbol, trepó con la gracia y la habilidad que la elfa había desarrollado, buscó sus cosas, necesitaba tenerlas a mano en caso de que apareciera alguien no deseado, se recostó rogando no tener más pesadillas. ¡Imposible!

"Volvía de nuevo a esa aldea, aquella de elfos ilusos que creían que podría sobrevivir al mando de una pareja de ilusionistas, que enseñaban a todos (niños, niñas, jóvenes, adultos), a luchar y a defender sus tierras, con la ayuda de una elfa vitalista. Eso estaba bien, lo malo es que todo era por medio de armas y poderes. Teniendo en cuenta que llegaron a ser la aldea más pequeña y lejana existente de elfos, por culpa de ese pensamiento. Que les robaban la infancia a los niños y que se habían convertido en elfos avaros de poder. Eso fue así por mucho tiempo antes de que llegaran…

"¡Tonta teoría, para lo que sirvió!" -. Pensó la elfa en el sueño. Hasta que cambió la escena.

En ese momento sonó de nuevo el gritó del pájaro, y Rain fue llevada a aquella noche. Estaba de pie, atónita por lo que veía, no lo podía creer, era peor de lo que esperaba; había fuego, elfos muertos, soldados por todos lados invadiendo casas y tomando las cosas que creían importantes. Pero ella solo pudo pensar en una elfa, Shianny, ese día era su cumpleaños por lo que se había quedado en casa mientras Rain iba por su regalo, corrió, más rápido de lo que alguna vez había hecho, esquivó soldados, fuego, cadáveres hasta llegar a la puerta de la casa, que para el terror de la Rian, estaba en llamas. Pateó la puerta – ¡Tengo que sacarla! -, se repetía una y otra vez mientras pateaba la puerta cada vez más fuerte. Hasta que de pronto ya nada estaba, no habían gritos, ni soldados, ni elfos, ni llamas, todo era negro, no había suelo ni cielo. Todo desapareció.

-¿Qué rayo..? Ahh… - No lo podía creer, pero era el único capaz de lograr tal ilusión, se volvió rápidamente- ¿tú?

El hombre sonrió, era una sonrisa tosca y espeluznante, ya no quedaba ninguna facción del elfo que alguna vez fue. Su padre.

-¡Claro! ¿No me digas, esperabas a alguien más? –. Hizo un gesto de euforia, mientras la miraba con una chispa de odio en los ojos. - ¡Te equivocaste entonces! Soy el mejor ilusionista de la aldea no lo olvides. Claro no lo entenderías porque a pesar de que tratamos de enseñarte siempre fuiste un caso perdido. ¿O no?

Rain lo miraba con odio y temblaba de cólera, desde el momento en que se arrodilló para rogarles que no las abandonara, recibiendo de él nada más que una cachetada; juró que nunca más permitiría que nadie la humillara de esa manera y que a partir de ese momento, no tendría padres.

-¡Basura! Te pongo al día, la mejor es Shianny, y sí con la edad que tiene – lo corto, al ver la cara de burla que hacía el elfo y que ya habría su boca para responder – Necesito sacarla, está ahí dentro –. Señalo con la cabeza el lugar donde debería de estar la casa.

- Un año, sólo uno nos fuimos y te dejamos sola con ella y ni cuidarla pudiste. Definitivamente nunca serviste para nada. -. Dijo con su sonrisa burlona el ilusionista, afirmando cada palabra con un tono que destrozó a Rain, quien estaba desesperada por sacar a la elfa de la casa en llamas.

-¡Sácala! ¡¡¡sácala ya!!! Hago lo que sea, pero por favor sácala de la casa. – fue un tono suplicante, pero sólo hizo que su padre riera aún más fuerte.

-¡Boba! Ya te dije, no me sirves para nada, ni tu madre ni yo te necesitamos, ya ahora sí tenemos lo que siempre soñamos, un ejército poderoso bajo nuestro poder y la clave para preservar nuestra especia. Todo está a nuestro favor y tú solo eres un obstáculo para conseguirlo. En cuanto a Shianny, aún estamos viendo qué es lo mejor... – Eso dicho en otro momento la hubiera quebrado, pero Rain sintió una furia como jamás lo había hecho. Se contuvo. Pensó y lo entendió, ellos sabían de los poderes de Shianny, eso solo les dejaba dos opciones, cualquiera de las dos aterrorizaba a Rain. Conocía la avaricia que movía el corazón de quienes la engendraron.

-¿Dónde está? –fue más un gruñido que su propia voz, provenía de esa cólera que había guardado durante tanto tiempo- ¡¡Maldito, dime donde está!!. Sabes que ella es tan pacifista como yo siempre lo he sido, no se te ocurra… – No esperó más tomó su cuchillo y corrió, esta vez con furia, sus intenciones eran matarlo ya no le importaba quién era.

Todo sucedió muy rápido, cuando creía que ya lo iba a conseguir, un dolor, no tan grande como lo que estaba viviendo pero si mucho más nocivo (físicamente) la hizo caer, por una flecha, esas que tan bien conocía y que sabía hacer, porqué fueron con las que aprendió de niña a usar el arco, su vida estaba a punto de acabar y sólo había alguien que conociese que podría atravesar de manera tan perfecta a un elfo moviéndose a esa velocidad con un solo tiro, su madre. La miró, todo se veía nublado, pero la diferencio con facilidad.

-¿Qué harías sin mí? –. Le sonrió la elfa al elfo, desvió la mirada y vio a Rain en el suelo, lo mas cariñoso que le salió fue una cara de asco- ¿Ya nos podemos ir? Ya acabamos con todos. Esta –cara de desprecio- era la última. ¡Adiós cariño! Cuídate.

En ese momento Rain los vio alejarse mientras perdía poco a poco la conciencia…

Sentía calor.

-"¿Así que estoy en el infierno?"– pensó.

A como pudo fue abriendo los ojos y se encontró en lo que quedaba de la aldea. Se sentó de un golpe, por lo que se mareo, debería de estar muerta fue lo único que se cruzó por la cabeza de la elfa. Observó el lugar. Era aterrador, lo que antes fue, ya no era más, nunca más. Miró a su izquierda y ahí estaba la vitalista, mirándola, como guardando cada una de sus fuerzas para transmitir su último mensaje. Se arrodillo a un lado de ella.

-Encuentra a tu pequeña hermanita…- Susurró la elfa moribunda. Esas fueron las últimas palabras."

Rain sintió un dolor agudo tanto mental como físico. Fue lo que la despertó, ya no estaba en las ramas, estaba en el suelo. Era de día. Se había caído mientras revivía sus peores momentos.

-¡Auch! – dijo levantándose de malhumor- definitivamente si me hubieran dado a elegir la raza en la que iba nacer, hubiera sido un híbrido de mono probablemente.

Si antes no quería ir a ese lugar del que tanto había escuchado, ahora lo necesitaba, porque con esa caída algo se había fracturado. Además necesitaba aprender mucho para poder cumplir su objetivo. Después de ese sueño tan...real, amaneció más decidida que nunca.

Se puso en pie, le dolían más los recuerdos de su pasado que la caída; pero tenía que seguir Shianny la necesitaba y sólo si estaba bien la podría encontrar.

Antes de encaminarse al lugar, se concentró en aquello que quería que supieran de ella, sabía que ahí habían maestros con poderes muy desarrollados por lo que sus intenciones a salvo no iban a estar y lo último que necesitaba es que fueran ellos los que la detuvieran en su afán de venganza. Claro estaba, que tampoco quería que malinterpretarán la situación. Por lo que decidió ser muy cuidadosa.

A como pudo subió al árbol, tomó el arco y las flechas, las colgó de su espalda, pero un dolor atravesó su tórax, "las costillas" - pensó – escondió los dos cuchillos, que eran su arma favorita y con la cual era bastante habilidosa y rápida. Se acomodó sus ropas, eran una combinación de hojas y telas que le ayudaban a camuflarse en el bosque. Miró el camino que tenía por recorrer.

Esa fecha….- pensó con nostalgia, recordando los buenos momentos, pero reviviendo los malos- una vez fue bendición y otra maldición. Si así tiene que ser, que la caza continué…

Corrió, a la velocidad que el dolor le permitía, hacia El Bastión Espejismo…